En muchas páginas webs encontrarás que la Bahía de Cádiz es una comarca que se extiende por los municipios que constituyen nuestras sedes. Leerás que comprende un Parque Natural que constituye un espacio natural protegido y que contiene marismas, playas, pinares y arenales. En libros y revistas, te describirán sus magníficas playas, sus espectaculares recorridos náuticos y la singularidad de sus esteros y salinas como recuerdo de lo que fue una de las industrias más prósperas de la Bahía en el siglo XIX. Te hablarán también de su historia, de la mitología que rodea al islote de Sancti Petri y por el que pasaron personajes tan mencionados como Aníbal o Julio César. Si profundizas, leerás incluso algo sobre un santuario fenicio consagrado a Melkart, que era una deidad a la que rendían culto los navegantes que llegaban a estas costas desde el lado más oriental del Mediterráneo y que todavía hoy se representa con una iconografía que puedes disfrutar en numerosos senderos.
Pero no en tantos sitios te hablarán del carácter de su gente, de la luz que impregna este punto del sur de Europa y de la empatía y amabilidad de quienes por allí residen. De todo lo que esta zona supuso para el constitucionalismo español a partir de la Constitución de 1812, de que por algo, más allá de su floreciente puerto, se constituyó en punto clave para el descubrimiento de América y, por supuesto, será difícil que encuentres la pasión que en toda la Bahía se siente por el fútbol sala, cuna de muchísimas jugadoras y jugadores de primer nivel.
Vente con nosotros y te lo mostraremos, con la convicción de que no habrás conocido sitio mejor para pasar una semana en compañía de una marea de juventud. Ten por seguro que cuando te vayas de la Bahía, ya solo querrás volver.
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