Decía Juan Villoro, uno de los grandes de la literatura futbolera, que
“el fútbol no solo se ve, sino que necesita de palabras para ser entendido.”
A veces una buena charla técnica en un tiempo muerto, con el uso adecuado y sutil de la palabra, es capaz de voltear el ánimo de los jugadores y el resultado del partido. Quizás porque arrastra menos público y por tanto menos potenciales lectores, el futbol sala aún no ha generado las magníficas lecturas que nos ha proporcionado el fútbol. Muchos periodistas con sus crónicas y por supuesto los grandes maestros del fútbol escrito, tipo Bennedetti, Galeano o Fontanarrosa, nos han hecho disfrutar, llorar y reír con cuentos y textos inolvidables. La importancia de la palabra bien usada, no debe ser ajena al fútbol sala. Y la lectura de lo que sobre éste se escriba, tampoco.
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